La correcta alimentación de tu hijo es fundamental para su salud y la del futuro adulto. Las primeras frutas del bebé deben ser las más nutritivas y puedes empezar a dárselas desde los primeros meses. A esta edad temprana, podrá empezar a aprovechar todos sus beneficios, que son muchos.
Cuándo incorporar frutas a la dieta de un bebé
La alimentación ideal para el bebé es la lactancia materna. Aporta todos los nutrientes necesarios, además de anticuerpos que lo protegen de varias enfermedades. Lo recomendado por las autoridades sanitarias y los pediatras es que sea el alimento habitual desde los seis meses de edad.
Sin embargo, puedes empezar a dar a tu hijo algunas frutas desde el cuarto mes. Las más adecuadas para empezar son las que tienen un sabor dulce, como la manzana y el plátano.
¿Cómo introducir las primeras frutas en la alimentación de un bebé?
Para proporcionar este alimento de forma complementaria a la leche materna, debes pelar las frutas y triturarlas para hacer papillas, purés o zumos. Es muy importante no colar estos últimos para que ciertos nutrientes, como la fibra, se conserven. En ningún caso debes añadir azúcar, pues lo ideal es que el niño se acostumbre al sabor natural de la fruta madura, que ya es dulce. Debes cocer antes las que tienen riesgo de producir atragantamiento, como las manzanas, para que estén muy blandas.
Otros aspectos importantes son las alergias, que pueden presentarse con más frecuencia con naranjas, melocotones, fresas, plátanos y papayas. En estos casos, puede que observes que los labios del bebé se hinchan y tiene manchas enrojecidas en la piel. Si se las das mezcladas, no sabrás cuál es la que produce el problema, por lo que, al principio, es mejor probar de una en una hasta tener la seguridad de que las tolera.
¿Cuáles son las frutas más adecuadas para un bebé?
Estos alimentos proporcionan a tu hijo minerales y vitaminas, además de fibra y antioxidantes. A medida que vayas probando con distintas frutas, podrás saber cuáles son las que le gustan más y serán las que le des con más frecuencia.
Las peras y las manzanas cocidas son adecuadas para preparar con ellas papillas o purés. La aportación de fibra de los plátanos, ciruelas e higos mejora el tránsito intestinal y así previenes el estreñimiento. Cuando sea un poco mayor, puedes darle piezas de fruta entera, como frambuesas o moras. La naranja es perfecta para que muerda o chupe un gajo cuando ya empiece a desarrollar la motricidad fina, pero recuerda retirar las semillas.
En conclusión
Las frutas son unos elementos fundamentales en la alimentación de tu hijo. Observando algunas precauciones, puedes introducirlas progresivamente en su dieta desde los cuatro meses de edad, como complemento.
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