Los cólicos del lactante son uno de los primeros y más comunes problemas que encontramos los papis.
De repente, el bebé encoge las piernecitas, se pone rojo y comienza a llorar desconsoladamente; suelen además ser más frecuentes en la tarde—noche.
Ante todo mucha calma: no presentan ningún peligro para tu bebé, son muy molestos y el llanto de nuestro pequeño nos puede atemorizar, pero siguiendo unas determinadas pautas pasan sin tener mayores consecuencias.
Cuanto más calmados estéis, cuanto más relajado sea el ambiente que ofrecéis al pequeño mejor irá todo. Habladle suavemente, cantadle y mostrarle vuestra seguridad.
Cuidad la técnica cuando alimentéis al bebé: los cólicos están relacionados con la postura a la hora del tomar la leche, ya que una postura incorrecta del bebé al pecho o tomando el biberón le hará tragar aire en exceso.
Si le das pecho, cuida que succione bien sin tragar aire, que chupe sólo del pezón; y si toma biberón, observa la tetina, que esté llena de leche y que el orificio no sea demasiado pequeño.
Cuidad la posición del bebé: mantenedlo en posición vertical, después de haber tomado la leche, dándole unas palmaditas suaves en a espalda, podéis hacerlo también a mitad de toma y al final de la misma; esto les puede ayudar a expulsar los gases.
Balancearlo y masajearlo: un suave arrullo, un suave balanceo, un movimiento rítmico apoyando su barriguita en vuestro brazo, puede calmar su molestia y reducir su ansiedad. Además, masajes circulares en su abdomen y mover sus piernecitas encogiéndolas hacia sus hombros pueden ayudarle a expulsar los gases.